La Cofradía de la Borraja
y el Crespillo de Aragón ha tenido a bien nombrarnos Cofrades de Honor 2018, lo que nos hace una especial ilusión, la
verdad. Gracias de corazón
Ya sabes que en Cálamo el 23 de abril- Día del Libro y de
Aragón - tenemos por costumbre regalar una mata de borrajas* por la compra de
un libro. Nació este hábito de nuestra pasión por la modesta y sana borraja,
verdura que en Aragón y en la Ribera del Ebro más que un hábito es una religión.
Y también de la iluminación de Ana, extrañada de que los libreros aragoneses,
queriendo imitar a sus homólogos catalanes, sustituyéramos rosas por claveles
en tan tradicional jornada.
La
borraja y el libro tienen muchas cosas en común. Una
y otro exigen paciencia y dedicación. La borraja se ha de lavar y pelar para
evitar sus asperezas. Un libro se ha de seleccionar con cuidado para salvar
autores ásperos y con poco que contar. La borraja es una verdura humilde y
discreta, que se nos ofrece sin grandes alaracas. La literatura en la más humilde
de las artes, se construye en soledad, sin más artificios que la imaginación y
el papel (o la pantalla del ordenador), bien que le pese al exceso de
producción editorial que lanza al mercado libros como churros, pues churros
muchos de ellos son.
La
borraja nos tienta desde sus mil recetas, con almejas, con arroz,
con patatas. El libro se nos ofrece
de mil y una maneras, con poemas, con relatos, con filosofías. La borraja es
sana y sabrosa, pero puede resultar indigesta si se cocina mal. El libro es cultura
y sabiduría, pero también puede ser indigesto por pedante, mal escrito o peor hecho.
La borraja a veces
tiene manchas. El libro siempre tiene erratas. No hay nada más hermoso para un
agricultor que una mata de borrajas frescas. No hay nada más bello para un librero
que un montón de libros recién publicados…y vendidos.
Zaragoza, ciudad de 700.000 habitantes con un río por el
medio, el Ebro, disputa la capitalidad mundial de la borraja a la bella Tudela.
Frankfurt, ciudad de 700.000 habitantes con un río por el medio, el Meno,
disputa la capitalidad mundial del libro -merced a su Feria Internacional- a
Nueva York. También de las finanzas, pero si estamos a libros y borrajas
estamos a libros y borrajas.
En Zaragoza hay vida literaria merced a sus buenas
librerías y bibliotecas, a sus pocas editoriales y a un escaso pero generoso
público lector del que tú formas parte. En Frankfurt también saben de borrajas
gracias a su pasión por la Grüne Sosse,
salsa verde muy popular que se elabora con sietes hierbas diferentes:
perifollo, berro, perejil, pimpinela, acedera, cebollino y… ¡borraja! Zaragoza
y Frankfurt, hermanadas por borrajas y libros.
¡Viva la borraja, viva el libro!
(Aconsejamos no cocer libros, ni regarlos con aceite de
oliva. En eso la borraja es más dúctil, no nos engañemos)
Un abrazo. Paco Goyanes