Marta Sanz
presenta pequeñas mujeres rojas, obra publicada por Anagrama Editorial. Conversará con María Ángeles Naval y Víctor Ballarín.
en FACEBOOK LIVE @libreriacalamo Miércoles 20 de mayo de 2020
Sinopsis.
Paula Quiñones llega a Azafrán para localizar fosas de la Guerra
Civil. Nada más poner su pie cojo en el pueblo siente que el cielo se encapsula
sobre ella y una goma invisible tira de su cuerpo para alejarla de su destino:
el hotel de los Beato, ubicado junto a un cartel en el que se lee «Azufrón».
Ese verano Paula mantendrá correspondencia con Luz, suegra del detective Zarco
y, junto con él, uno de los personajes principales de Black, black, black: le contará sus
amores con David Beato en un hermoso jardín. También le descubrirá sus temores
respecto a la existencia de un delator y le rela@tará las leyendas familiares
que alimentan el estómago del hotel. Mientras tanto, Analía, madre de David,
cuida amorosamente de Jesús Beato, dulce patriarca que acaba de cumplir un
siglo, y atiende a los mensajes que este le sopla al oído… Y, con Zarco
ausente, viviendo las peripecias de Un
buen detective no se casa jamás, una atmósfera gelatinosa y
endogámica amenaza con aplastar a Paula. El western expresionista se enturbia
hasta llegar al extremo de un terror habitado por animales que podrían hablar
pero permanecen mudos; una niña que quiso ser cantante y peona caminera; y una
famélica legión, sarcástica y piadosa, putrefacta y descacharrante, de
fantasmagóricos niños perdidos y mujeres muertas que reclaman, contra el signo
de los tiempos, «lea despacio…».
En
un homenaje a Hammett y Rulfo, a Peter
Pan y Alicia en el País de las Maravillas, Sanz
disecciona los relatos sobre la memoria. La escritura escarba fuera y dentro, a
vista de lombriz y de águila, antes y después, en un magnífico trabajo con el
punto de vista que no abole la noción de Historia. pequeñas mujeres rojas
prolonga la posibilidad de la novela política: las voces de la ficción
amplifican los miedos de quien toma la palabra y escribe, de modo que todas las
voces son la misma y, a la vez, esa sola voz integra una polifonía de ecos,
jadeos, gritos, carcajadas, psicofonías y onomatopeyas para imponer silencio:
«Chissss.» Las voces se funden en un fresco sobre la violencia, económica y
cultural, que se encarniza contra el cuerpo de mujeres que, rotas, no son
hermosos fetiches, sino carne que duele. Sanz muestra, a través del estilo, su
sistema nervioso personal: plantea una aproximación bella y extrema al lenguaje
para visibilizar lo obsceno, lo cruel, lo que no se nombra, a través de marcos
no estereotipados, subversivos, juguetones, libres. Puro barroco rojo contra la
anorexia intelectual.
Con pequeñas mujeres rojas se cierra la
trilogía del detective Arturo Zarco, un prisma en el que unos textos se
transparentan en otros. Memoria del cuerpo y cuerpo de la memoria en los
tiempos de una ultraderecha, local y universal, que nunca se marchó. Ni esta
novela ni sus hermanas son ortodoxamente negras, y, sin embargo, son más negras
que el betún.
La autora.
Marta Sanz es doctora en Filología. Ha publicado las novelas El frío, Lenguas muertas,
Los mejores tiempos, Animales domésticos, Susana y los viejos y La lección de anatomía, así como
cuatro poemarios (Perra
mentirosa, Hardcore, Vintage y Cíngulo y estrella) y dos ensayos (No tan incendiario y Éramos mujeres jóvenes). En Anagrama
ha publicado las novelas Black,
black, black: «Admirable. Tiene la crueldad y la lucidez desoladora
de una de las mejores novelas de Patricia Highsmith, El diario de Edith»
(Rafael Reig, ABC);Un
buen detective no se casa jamás: «Vuelve a mostrar su dominio del lenguaje (y de sus
juegos) y del registro satírico (de la novela de detectives, de la novela
romántica), con una estupenda narración» (Manuel Rodríguez Rivero, El País); Daniela Astor y la caja negra (Premio Tigre
Juan, Premio Cálamo y Premio Estado Crítico): «Hipnótico, fascinante y
sobrecogedor» (Jesús Ferrer, La Razón); una versión
revisada y ampliada de la que es posiblemente su mejor novela, La lección de anatomía: «Ha conseguido
situarse en una posición de referencia de la literatura española, o, en
palabras de Rafael Chirbes, “en el escalón superior”» (Sònia Hernández, La Vanguardia); Farándula
(Premio Herralde de Novela): «Muy buena. Estilazo. Talento, brillo, viveza,
nervio, inventiva verbal, verdad» (Marcos Ordóñez, El País); Clavícula: «Uno de los
libros más crudos, brutales e impíos
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