Cálamo: de la merluza y el mejillón; de salsas y napalm; de los Premios Cálamo. Y nuestro clásico “bonus track”: 4 libros, 4.

Voy a montar un restaurante. Estará especializado en comida. Al leer su carta el cliente sabrá lo que va a pedir y cómo está hecho. Todo será de gran calidad, para satisfacción de agricultores y ganaderos enemigos de pesticidas y hormonas del crecimiento: ensalada ilustrada, judías verdes con patata, mejillones al vapor, bistec de ternera, merluza a la plancha, flan. Importante a tener en cuenta la ausencia de artículos determinados. No se hablará de “la” judía, “el” mejillón” o “la” merluza, ridícula costumbres de algunos maîtres que tratan al producto como si tuviera nombre y apellido y no hubiera más que uno en el mundo.

El camarero no te contará los platos ni se pegará media hora dando explicaciones absurdas que no entiende ni él. El cocinero, que tendrá prohibido ser licenciado en Química por la Universidad de Harvard, utilizará las salsas con criterio, no las arrojará sobre el plato como si fuera un piloto de guerra bombardeando con napalm la selva vietnamita.

La carta de vinos será amplia y de precios ajustados, podrás beber a discreción sabiendo que tu solvencia económica queda a salvo. Nadie hablará de maridaje, esa mala costumbre que arrasa estómagos y cuentas corrientes obligándote a ingerir copas y copas de mediocres vinos elaborados en bodegas propiedad de futbolistas y magnates de la construcción. Mi restaurante estará en una calle bonita y tranquila de mi ciudad, no en su urbanización más rica y hortera. Tampoco me costará montarlo 15 millones de euros.

Así divagaba mientras llovía en mi ciudad y todo el mundo corría aterrado a guarnecerse, que para los zaragozanos agua y ácido sulfúrico parecen palabras sinónimas. Al campo francés le sobra agua y le falta sol, justo lo contrario que al español. Por eso sus agricultores son ricos y sosos y los nuestros pobres y sabrosos. Al cambio climático, a la desertización,  no se la combate cerrando los ojos.  Somos una sociedad que solo piensa en comer mientras destruye el planeta y desprecia el medio ambiente. Mala combinación.*

Recuerda que…

El 1 de marzo se celebrará la Gala de entrega de los XXIII Premios Cálamo en el salón de actos del edificio de la Caja Rural de Aragón (Coso, 29), entrada libre y gratuita hasta completar aforo.

Alana S. Portero, Raúl Quinto y Elvira Navarro conversarán con Iguázel Elhombre, Patricia de Blas y Concha Monserrat y recogerán sus galardones.

Luego se celebrará una cena fiesta para la que es imprescindible reservar en la librería. Anímate, será divertidísima.

NUESTRO CLÁSICO BONUS TRACK: 4 libros, 4.

La sed. Una historia antropológica (y personal) de la vida en tierras de agua escasa. Virginia Mendoza.
https://tienda.calamo.com/es/libro/la-sed_1650510054

El brazo de Pollak. Hans von Trotha. Traducción de Jorge Seca.
https://tienda.calamo.com/es/libro/el-brazo-de-pollak_9940070008

El ángel de piedra. Margaret Laurence. Traducción de Miguel Temprano.
https://tienda.calamo.com/es/libro/el-angel-de-piedra_9740010225

Mickey en el campo de Gurs. Hors Rosenthal. Traducción de Asunción García Iglesias.
https://tienda.calamo.com/es/libro/mickey-en-el-campo-de-gurs_U790180019

*Este artículo de Víctor Viñuales, director de la Fundación Ecología Y Desarrollo (ECODES), ayuda a entender la actual crisis de la agricultura y la ganadería en Europa.
https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2024-02-06/los-agricultores-tienen-razon-en-algunas-cosas.html