La política tiene mucho de moda. Vivimos momentos de gran
confusión estética en los que el look desenfado y postmoderno, el de fibras
naturales, pantalones vaqueros, camisetas estampadas, cabello informal y escaso
maquillaje, el que ha dominado las últimas temporadas, se disputa ahora las
pasarelas con el estilo clásico y añejo, el de la gente bien de toda la vida.
Vuelven con inusitado brío las americanas abotonadas, las faldas plisadas, los
niquis de color rosa pálido, los zapatos náuticos, la laca a mares, la crema autobronceadora
y la permanente semanal y revisable.
Aunque lo local tiene su papel- en Aragón, las albarcas, el cachirulo y las mantillas han sido en ocasiones lo más llevado- la moda tiene grandes centros de influencia que siempre acaban imponiendo sus gustos: Nueva York, Milán, París, Madrid.
Y yo con estos pelos. En fin, qué le vamos a hacer.
Me parece que en lo referente a ideas políticas es
conveniente mantenerse firme en las esenciales y flexible en las que no lo son,
justo lo contrario de lo que suele pasar. Obviamente carezco de futuro alguno
como político. En los libros pasa parecido: sin despreciar los pasatiempos,
deberíamos de aspirar a – no me quiero poner pedante, perdón- los trascendentes. Permíteme que te aconseje tres de ellos.
Otra vida por vivir, obra de Theodor Kallifatides traducida por Selma Ancira, es de esos textos a los que es conveniente enfrentarse relajado y con un lápiz para subrayar: está repleto de frases memorables. Para saborearlo plenamente tal vez sea conveniente tener cierta edad, y por cierta edad me refiero a estar entrado en años: señala tú mismo el límite.
A sus 100, poco tiene que demostrar el madrileño Juan Eduardo Zúñiga. En las 123 páginas de Recuerdos de vida rememora sus vivencias de antes, durante y después de nuestra guerra civil. Sin alardes ni artificios, va a lo esencial, a lo que para él fue importante.
David Van Reybrouck nos relata en Congo. Una historia épica la trayectoria de un país tan inmenso y rico en materias primas como arrasado y empobrecido por la violencia. Impresiona tanto su rigor documental como su sabiduría. Léelo, te ayudará a entender la realidad del continente africano.