Yo quería ser malabarista. Ni médico, ni futbolista, ni astronauta: malabarista, persona que hace juegos malabares.
En pantalones cortos agarraba dos naranjas y un limón, y con tesón las lanzaba al aire mientras extendía brazos y abría y cerraba manos. El zumo de naranja con un toque de limón era mi bebida favorita. La de mi madre, única persona que en casa usaba la bayeta y la fregona, no
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Con el tiempo fui perfeccionando mi número poniéndome a la pata coja. No había reunión familiar que no incluyera mi actuación. Solo me miraba la abuela. Bueno, creo que miraba: fijaba los ojos en mí sin pestañear ni mover un pelo. Siempre estaba en su mundo, pero creo pensar que mis malabares tenían un hueco en él, qué maja. Mis padres veían El Virginiano o jugaban al guiñote con los vecinos del entresuelo A. Mis hermanos, cruelmente ausentes también, tiraban bolitas de papel entre los barrotes de la galería.
Me hice librero, una bonita profesión en la que haces muchas cosas a la vez, la mayoría bastante tontas, sí, pero muchas, muchísimas. Leer extractos bancarios sabiendo que estás a la pata coja y que te la puedes pegar. Hablar por teléfono mientras escribes en el ordenador, tomas un café y apuntas en un papelito, que siempre se pierde, algo que no debes olvidar. Presentar libros, hablar de libros, colocar libros, mover cajas de libros, comprar libros, devolver libros y, qué felicidad, vender libros.
Librero, pero sigo exprimiendo naranjas y limones. Ya he logrado cambiar de mano uno de cada. A la pata coja no me pongo, que me caigo. Mi esposa no me entiende. Mis hijas regular. Mi nieto parece prestar un poco de atención. Jesús, Ramón, Mario y Alejandro siguen animándome, pero creo que se ríen de mí. En fin.
Mientras Zaragoza es un florero, se acercan las elecciones europeas, la transformación de Aragón en paraíso tecnológico y el siempre deseado verano. Nos vemos en Cálamo.
NUESTRO CLÁSICO BONUS TRACK: 6 LIBROS, 6.
Dantescas. Cuentos de mujeres que descendieron a los infiernos. Antología y comentarios porMaría Fernanda Ampuero.
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La vida fue hace mucho.Marita Lopera.
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Una vida en la vida de Abed Salama. Anatomía de una tragedia en Jerusalén. Nathan Thrall.Traducción de Antonio Lugar.
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Un puñado de flechas. María Gainza.
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Los rehenes. Taina Tervonen. Traducción de Iballa López.
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León de Lidia. Myriam Moscona.
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