Bueno, pues en casa
estamos, dando vueltas sin parar alrededor de la mesa de la cocina, empezando y
dejando un libro tras otro, zapeando como locos, llamando sin parar a la
familia y a toda la agenda de amigos, incluso a los que casi habíamos olvidado.
Viendo la serie esa de 763 capítulos que
decían que era tan buena y que es un pestiño del tamaño de Australia, cocinando para toda la semana y como si hubiéramos
invitado a todo el vecindario, diciéndonos vez tras otra que hay que establecer
una rutina, rediez, y que una tabla de gimnasia no vendría mal.
El pasado jueves
anunciábamos la suspensión de todas las presentaciones, el sábado a la mañana
decidíamos que el lunes cerrábamos las librerías y el sábado por la tarde el Presidente
anunciaba que cerrar, cerraba todo menos
lo imprescindible.
Hace poco más de una
semana las librerías españolas celebrábamos en Málaga un esperanzador congreso
en el que -por fin- analizábamos y discutíamos los problemas que nos
afectan. Hoy no tenemos ni idea del
futuro que nos espera.
Hemos cerrado nuestras
librerías, con un dolor y una tristeza infinitas. Y en Cálamo también hemos
suspendido la venta online y la
entrega a domicilio. No creemos que sea
en absoluto conveniente ir a correos con paquetes, entregarlos a casas
de mensajería o llevarlos con nuestra furgoneta. Conocemos a los repartidores,
los vemos y saludamos todos los días: sufrimos por ellos. Además de cobrar una miseria por las entregas que
realizan -merced a la presión de los grandes operadores del comercio
electrónico-, ahora también están
obligados a seguir trabajando sin medidas de seguridad merecedoras de tal
nombre.
Las
indicaciones de las autoridades sanitarias son claras y tajantes: hay que
quedarse en casa, hay que disminuir el tráfico de personas y mercancías.
Se impone la calma, disminuir la ansiosa
velocidad que parece dominar nuestras vidas. ¿Tanto te urge leer la última
novedad del sempiterno candidato al Nobel? ¿Tienes que adquirir precisamente
ahora el libro que hace meses decías que querías o necesitabas leer? ¿De verdad
que no tienes lectura suficiente en casa?
A
esta insólita urgencia por comprar libros en plena crisis están contribuyendo algunos
escritores y agentes culturales que, de
buena fe pero con poco criterio, quieren
hacer “algo” por las librerías y editoriales independientes y un “algo” que en
muchos casos olvida lo más importante. Repitámoslo una vez más: hay que
quedarse en casa. Seamos pacientes, por favor.
Las
librerías independientes necesitamos que cuidéis y os cuidéis, que apoyéis a la Sanidad Pública de nuestro
país y a sus profesionales. Necesitamos lo que necesitamos todos: tranquilidad,
calma y responsabilidad.
Y también
– por qué no- que guardéis los impulsos compradores para cuando pase -que
pasará- esta crisis. Os estaremos esperando con las puertas abiertas de par en
par y con la mejor de nuestras sonrisas.
Un fuerte abrazo
y…¡quédate en casa!
Paco Goyanes
P.D.
No te vas a librar
de nuestro clásico “bonus track”.
Como la cosa va de
resistir, no está de más que anotes algunas inspiradoras recomendaciones que
dan ejemplo vital. A Evelyn Mesquida
hay que agradecerle que haya sabido difundir entre el gran público la peripecia
vital de los exiliados republicanos en Francia durante la Segunda Guerra
Mundial. Lo hizo con La nueve. Los españoles que liberaron París y
lo vuelve a hacer con Y ahora, volved a vuestras casas.
Republicanos españoles en la resistencia francesa, ambos publicados por
Ediciones B. Tal vez las más importantes
contribuciones a este tema sean la del joven y brillante historiador zaragozano
David Gaspar Celaya, profesor de la Universidad
de Zaragoza. Sus dos libros: La guerra continúa. Voluntarios españoles al
servicio de la Francia libre (1940-1945), publicado por Marcial Pons y Republicanos aragoneses en la Segunda Guerra
Mundial, Prensas Universitarias de Zaragoza.
Theodor Kallifatides, flamante Premio
Cálamo Extraordinario 2019, acaba de publicar El asedio de Troya, obra
traducida del sueco por Neila García. El poder benéfico y sanador de la lectura
es uno de sus grandes temas. Tan hermoso y brillante como Otra vida por vivir.
Ambos editados por Galaxia Gutenberg.
Ósip Mandelstam y Anna Ajmátova se enfrentaron al poder
estalinista solo con la palabra y en casi total soledad. Del primero, Jesús García Gabaldón ha preparado una
estupenda Antología poética para Alianza
Editorial. Y a su vez Nórdica Libros
publica una serie de textos de Ajmátova
reunidos bajo el título de Mandelstam traducidos por Marta
Sánchez-Nieves y Arturo Peral.
Puedes hacer tus
reservas en calamo@calamo.com
Más abrazos.