Llegué a Poneloya * moreno y con
una hermosa nariz, cual modesto Cyrano.
Me fui más moreno y con una
narizota enrojecida, tumefacta y en cuarto creciente: un nada modesto Cyrano.
Situada en la costa del
Pacífico nicaragüense, Poneloya es una playa interminable famosa tanto por su belleza
como por la fuerza de sus corrientes, corrientes que cada año arrastran de manera
inmisericorde a nadadores demasiado confiados.
Sin osar perder pie, mis amigos y yo jugábamos con unas olas que
parecían diseñadas por el Dr. No, de
tan enfadadas y traicioneras.
En uno de mis arrebatos
escénicos – afortunadamente controlados con el paso de los años- anuncié a voz
en grito que iba a arrojarme de cabeza a una enorme que amenazaba con romper ya.
Y eso hice, con gran valor y no poca temeridad. Ni toqué el agua: la ola llegó con
tal fuerza y determinación que mientras volaba hacia ella ya se había retirado.
El resultado fue que caí “en seco” y que clavé la nariz en la arena - por cierto,
nada fina – con tal fuerza que cuando logré sacarla sonó como si descorchara
una botella de sidra El Gaitero, famosa en el mundo entero. Ahorro describir
las caras de mis colegas, así como su hilaridad.
Hasta ese día siempre había
pensado que la vida era una cuestión de narices y de echarle narices. Abruptamente
me di cuenta que también lo es de fortuna.
No sé si es pertinente que haya
contado esta tonta anécdota, pero me temo que sí.
El Mapocho es un caudaloso río que atraviesa la ciudad de Santiago de
Chile, que baña sus calles, testigo –no siempre silencioso– de la vida e
historia de sus habitantes. Mapocho es también el título de la
novela de Nona Fernández que
presentamos de manera virtual el martes 3 de noviembre. No dejes de leerla, te
conmoverá.
Como lo harán también los
nuevos libros de Mathias Enard y Miqui Otero.
El banquete anual de la cofradía de
sepultureros (traducido por
Robert Juan-Cantavella) tal vez sea la obra más ambiciosa y arriesgada de Mathias
Enard, un escritor al que apreciamos muchísimo y que nunca deja
indiferente. Sumérgete en un relato que te llevará por mil geografías y episodios
históricos, siempre con humor e inteligencia.
Miqui Otero
es barcelonés, de la quinta de 1980, y Simón es su nueva novela, un
hervidero personajes y paisajes urbanos, un torrente de buena literatura, un
soplo de aire fresco. Miqui la presentará el 10 de noviembre, también de manera
virtual.
Y otra recomendación antes de
despedirme, La arena del desierto,
breve e intenso relato de Lotte Lentes
traducido por Irene de la Torre y con prólogo de Aixa de la Cruz: una
indagación de cuáles son los mecanismos de seducción del terrorismo islámico.
Bueno, ya sabes que te
esperamos en Cálamo con la mejor de nuestras sonrisas. Cuida y cuídate. Un
abrazo en nombre de todo el equipo de Cálamo. Paco Goyanes
* Poneloya dista
apenas a una veintena de kilómetros de la ciudad de León. Cuando la visité por
primera vez en el año 1993, todavía eran visibles las consecuencias del
maremoto que meses antes había asolado la costa del oeste nicaragüense. Los
lugareños hablaban de una enorme ola que saltó por encima de las casas y los
pequeños hoteles para romper tierra