Los
peligros de leer un buen libro.
Lamentas que termine tan pronto y comienzas a
leerlo de nuevo.
Te entran ganas de leer otro.
Te sobresaltas, derramas el té con leche y
pones la cama perdida.
Te sientes tan feliz que pones la música a
todo volumen, el vecino se mosquea y acabas en comisaría.
Ríes, ríes, ríes. Lloras, lloras, lloras.
Al descubrir el domingo por la tarde que
tiene una segunda parte, haces guardia delante de tu librería de barrio no vaya
a ser que el lunes a primera hora la vendan (la segunda parte, no la librería).
Compras marisco caro, haces una paella y te
sale buena. Más barato leer uno malo.
Decides – momentáneamente- dejar de ver tanta
serie.
Tu vida sexual mejora (momentáneamente).
Lo regalas a una buena amiga y te mosqueas
con ella porque no le gusta.
Decides estudiar idiomas para leerlo en su
lengua original.
Descubres que lo ha escrito un cretino y no
sabes qué pensar.
Comienzas a hacer deporte y ya no tienes
tiempo de leer.
Rompes con tu pareja y se lía parda.
Te cambia la vida y descubres que tampoco era
tan horrible.
Suspiras mucho.
Vas al Día del Libro y arrasas.
Que sepas que en Cálamo te estamos esperando,
ya tardas.
Abrazos. Paco Goyanes.