A comienzos de la década de los setenta del pasado siglo, mis padres se compraron un SEAT 1500 negro, vehículo que tuvo una gran aceptación social, el preferido de los taxistas de aquella época.
En la entrega de los XXIV Premios Cálamo que se celebró hace un mes, dirigí al público asistente un pequeño texto improvisado que recogía –y recoge- muchas de mis principales inquietudes a día de hoy.