No me digas que no es alucinante que una fiesta religiosa y de guardar se llame “Todos los Santos”.
Si buscas “santo” en el diccionario de la Real Academia Española – por cierto institución nada “santa” en la que afamados escritores y filólogos se dedican con esmero a ponerse a parir- la primera definición de las muchas que tan extraña palabra tienes es “Perfecto y libre de toda culpa”, mientras que la tercera reza: “Dicho de una persona: De especial virtud y ejemplo”.
Si añades a “SANTOS” la palabra “TODOS” ya tenemos sobre la mesa una celebración sin sentido. ¿Pero de qué estamos hablando? ¿Quién narices es o ha sido en este país "perfecto, libre de culpa, de especial virtud y motivo de ejemplo"? Me dirás “Todos Santos” es una cosa y “Todos los Santos” es otra. Vale, de acuerdo. Pero ¿de cuántos Santos estamos hablando? ¿Qué número es Todos? ¿Un billón? ¿Cien mil? ¿Mil? ¿Diez? ¿Dos?
Busquemos” Santos” en un lugar cualquiera de nuestra vida cotidiana ¿?. El Parlamento por ejemplo. ¿Cuántos votaron por Rajoy libres de toda culpa y siendo de especial virtud y motivo de ejemplo? ¿Cuántos se abstuvieron por el bien común que no por el suyo? Los que votaron “no”, no cuentan, que todo el mundo, que todo el país, dice que son muy malos…
En México el 1 de noviembre es el Día de Muertos y punto y pelota. Nadie juzga si el finado era un mal bicho o la Madre Teresa de Calcuta revivida. La gente se junta en los cementerios a comer, beber y – finalmente- a celebrar la vida. Santos o no más pronto o más tarde todos fiambres. Eso sí que es una fiesta.
Serio cómo estoy déjame que te recomiende algunos libros, que yo me gano la vida de librero y no de pensador malo. Alicia Plante es una psicóloga argentina – no te pongas nervioso- a la que le da por escribir novelas que unos califican de negras, pero que a mi entender más que “oscuras” son simple y llanamente “buenas”. La sombra del otro- la última de ellas- es un inquietante relato sobre la violencia de género. No te lo pierdas. La ha publicado Adriana Hidalgo Editora
Narrar la enfermedad no es fácil, y menos si se trata del Alzheimer. En 2004 Andrés Barba lo hizo con una espléndida novela, Ahora tocad música de baile, editada por Anagrama. Andrés es un escritor valiente, de esos que siempre tienen “tema”, no de los que para contarnos un primer beso o el zapatillazo que su madre les atizó en el culo a los cuatro años necesitan mucho estilo y 300 páginas. Ahora acaba de publicar Te miro para que te quedes: retrato de Pablo Angulo, un precioso libro de Papeles Mínimos Ediciones dedicado al recuerdo de su amigo Pablo, brillante artista plástico fallecido a edad temprana…Siempre es temprana.
Paloma Díaz-Más también ha mirado de frente a la pandemia del Alzheimer: Lo que olvidamos – también de Anagrama- es una obra delicada y valiente. Todos – santos o no- deberíamos leerla y celebrar que la buena literatura se atreva a narrar la vida.
Un abrazo y felices días