Plaza San Francisco, 4 y 5.  E-50006 Zaragoza, España
Lu-Vi: 10.00-13.30, 16.30-20.30
Sa: 10.00-14.00



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Cálamo: de un amable tembleque; de pintura, literatura y poder.

En sus retratos, siempre inmisericordes, los brochazos se muestran sin pudor, repletos de grumos, color y materia. Su pintura tiene peso y cualidad escultórica. Ojos, bocas, cejas, narices...parecen tallados y dotados de vida propia. A Lucian Freud le gustaba la pintura “pintura”, siempre al servicio de sí misma y del reflejo del paso del tiempo.

En una de las salas de la magnífica y muy recomendable exposición antológica de su obra que se celebra en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza --organizada en colaboración con la National Gallery de Londres--, cuelgan los retratos que realizó a los barones Rothschild y Thyssen-Bornemisza. Maravillan por su magnífica ejecución y son notorios herederos de la larga tradición de “pintura del poder” occidental. El espectador atento, así al menos lo he sentido yo, se sorprende ante la calma pictórica que ambos lienzos respiran, como si Freud, impresionado por la riqueza y el poder de sus retratados, hubiera optado, traicionando en parte sus principios artísticos, por dulcificar sus rasgos, en fuerte contraste con la rigurosidad carnal y moral de las obras dedicadas a sus amigos y familiares.

No solo las artes plásticas o la arquitectura sonríen y florecen al son del dinero, también la literatura, o mejor dicho, el mercado del libro. En cuanto un banquero asoma –o un representante institucional con poder y presupuesto—con su traje ajustado y levemente informal, escritores, editores, críticos y libreros nos ponemos a temblar, no está claro si de gusto, de temor o de ambas cosas a la vez, que alguno tiene mucho vicio.

Los que tiemblan esperan que alguna dádiva --que contra lo que su nombre indica nunca es gratuita— simplifique su vida y les otorgue algo de reconocimiento público, siempre tan escaso y temporal. A cambio, el rico y poderoso se apropia de su capital simbólico con el secreto afán de asegurarse un poco de respetabilidad social. Un ejemplo más de simbiosis en el mundo animal.

No te rías, no es moralina, es biología.