Hay dos corrientes filosóficas
contrapuestas, la
que piensa que la vida es una vasija que se va llenando con el paso del tiempo
y la que sostiene que en realidad se va vaciando por el mismo motivo.
Una más heterodoxa estima que lo que ocurre es que se
llena y vacía alternativamente, como si fuera un porrón o una jarra de cerveza
bien tirada (ver nota a pie de página). Una más rara la compara con un orinal,
pero no es de mi interés dar espacio a semejante teoría escatológica.
(Mi
formación filosófica no es muy elevada, la verdad. En mi más tierna edad, el franquismo reducía la enseñanza de tan
imprescindible materia a un recitado continuo de padrenuestros y avemarías:
para el rosario, igual que para el fútbol - pese a la mala memoria de los
amigos de mi quinta-, era un hacha.
Luego llegó la transición y navegué como pude por la escolástica marxista, las
veleidades ácratas y las alucinantes e incomprensibles clases de doctos
profesores de la materia, alguno de ellos, y a pesar de ellas, todavía amigo. La filosofía no ha tenido nunca
buena prensa en nuestra amada España, nos va más la rápida descalificación, el
racial insulto y el exabrupto extemporáneo. Vamos, que hilamos fino. Por eso me
he alegrado tanto que la Comisión de
Educación del Congreso de los Diputados haya apoyado por unanimidad una
proposición no de ley por la que se insta al Gobierno a introducir de nuevo en
el currículo de bachillerato la Filosofía como materia común y obligatoria. Por
unanimidad, he dicho bien, no estoy en
la fase de jarra vacía.)
35 años dan para llenar (o vaciar, o llenar y vaciar)
una buena vasija. Para despedir a algunos amigos y encontrar nuevos, incluso algunos más jóvenes. Para abrir unas
cuantas miles de cajas, para leer y recomendar muchos libros y vender algunos. Para pasarlas canutas. Para
ser feliz. Para leer muchos saldos bancarios y 35 balances anuales. Para
organizar muchas, pero qué muchas presentaciones, debates y exposiciones. Para
que la prensa te trae bien y para que te olvide de manera inmisericorde. Para viajar a América Latina y soñar con ella.
Para enfadarse y desenfadarse. Para estar alegre, triste y melancólico, para el
optimismo y para el miedo.
Sí, 35 años en Cálamo han dado para
muchas cosas y casi todas ellas las hemos compartido contigo. Por eso te invitamos a celebrar el 35 aniversario de Cálamo de una manera sencilla: charlando, riendo y tomando juntos un buen vino. Y también
inaugurando de manera oficial el mural que desde unos días ilumina nuestra
entrada, un mural repleto de lecturas vividas y compartidas.
Te esperamos
en Cálamo el próximo viernes 26
de octubre a partir de las 19.30 horas. Ven, tenemos ganas de verte. Y gracias por acompañarnos
antes, ahora y siempre.
Un fuerte
abrazo en nombre de los de Cálamo. Paco Goyanes